22/05/2023 | 2 minutos de lectura
“La irrupción del trabajo híbrido y flexible, la valoración de la experiencia del colaborador, la priorización de la calidad de vida de las nuevas generaciones y otros factores que son difíciles de enumerar en su totalidad han remecido los cimientos al punto de generar una sensación de caos organizacional.”
Estamos en un escenario en que el entorno está asumiendo cada vez más protagonismo. Los cambios en los hábitos de consumo, la disrupción de la AI y la tecnología, una mayor conciencia por el ESG y la DEI, son sólo algunos de los factores que irrumpieron para remover las estructuras conocidas. Todos se instalaron de manera definitiva (por la pandemia principalmente) y a una velocidad a la que no estábamos acostumbrados.
Podríamos estar ante la presencia de un Regime Shift. Un concepto que se refiere a cambios profundo y permanente en los sistemas y que ya se instaló en el lenguaje para referirse a los cambios medioambientales, climáticos y también financieros tan irreversibles como los deshielos polares
¿Estamos viviendo un panorama similar en el plano laboral?
Todo indica que sí, por la enorme cantidad de cambios profundos que estamos viviendo como sociedad y que, a su vez, han afectado a las organizaciones y cómo éstas de plantean hacia afuera.
La irrupción del trabajo híbrido y flexible, la valoración de la experiencia del colaborador, la priorización de la calidad de vida de las nuevas generaciones y otros factores que son difíciles de enumerar en su totalidad han remecido los cimientos al punto de generar una sensación de caos organizacional.
Lo anterior ha llevado a la mayoría de las empresas a cambiar la forma en que retienen y atraen al talento. Por ejemplo, la necesidad de repensar en cómo mantener motivadas a las personas, entendiendo además que esta motivación tiene más que ver con lo personal y con las expectativas de un desarrollo más integral. Sin ir más allá, según Forbes, el bienestar físico y emocional de los trabajadores es la principal tendencia en lo relacionado a las personas para este año.
Y es que el rol de la organización hacia sus colaboradores ha experimentado un cambio de foco importante en los últimos años. Actualmente, existe un consenso sobre la necesidad de tener una visión, misión, objetivos y políticas donde la sociedad tiene que estar incluida. El tema es, más bien, cómo comunico a los equipos estos mensajes para generar un compromiso y sentido de pertenencia con el propósito de la organización.
Podríamos pensar que estamos viviendo un escenario excesivamente incierto. Quizás es mejor adaptarse a este aparente caos que, a final de cuentas, puede ser una nueva realidad que sólo se está instalando, y de manera irreversible.
* Ornella Bono es socia directora de Humanitas/ Cornerstone Chile.
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